La termografía infrarroja es una técnica novedosa que permite conocer la temperatura de una superficie con precisión, sin necesidad de establecer ningún contacto con ella. Una imagen termográfica nos muestra la temperatura exacta de cada uno de los distintos puntos de la superficie fotografiada. ¿Y cómo de útil es esto para nosotros? Pues de nosotros dependerá saber interpretar esos datos y sacarle el jugo a esa información para obtener conclusiones prácticas. Veámoslo.
Una cámara termográfica fotografía la superficie cuya temperatura (punto por punto) queremos conocer. Lo que la cámara hace en realidad es emitir radiaciones infrarrojas para realizar sus lecturas y a continuación, gracias a la física, convierte esas lecturas de la radiación infrarroja en mediciones de temperatura. Como tampoco nos interesa profundizar demasiado en el universo que esconden las cámaras (vamos a dejar esto a los técnicos y fabricantes), sólo diremos que esto es posible gracias a que podemos medir la radiación emitida en la porción infrarroja del espectro electromagnético desde la superficie del objeto, para luego convertir estas mediciones en señales eléctricas.