Pese a que hay algunos electrodomésticos en nuestro hogar que no podemos apagar (como por ejemplo la nevera o la lavadora), tenemos que tener en cuenta que hay otros muchos que no tenemos porque mantener enchufados de manera constante. Estufas, secadores, televisiones, equipos de música… Este tipo de objetos que son de uso puntual pueden desenchufarse después de su uso, y así evitaremos sobrecalentamientos y sobrecargas en nuestra instalación eléctrica.
Tanto en el cuarto de baño como en la cocina, es muy importante que mantengamos todos los aparatos eléctricos lo mas alejados posible del agua, puesto que si se mojan podrían provocar una situación verdaderamente peligrosa.
Los cables pelados o desgastados son, en definitiva un enorme peligro para nuestro hogar. Es muy recomendable cambiar los cables que estén en malas condiciones para evitar así una situación de riesgo innecesaria.
El paso de los años es un gran enemigo frente a las instalaciones eléctricas. Además, las innovaciones tecnológicas tan constantes nos obligan a actualizar nuestras instalaciones de forma correcta.
En un piso o casa antiguos, es muy frecuente que el cableado y la instalación eléctrica no esté preparada para la cantidad de aparatos eléctricos que poseemos hoy en día.
Esto es algo difícil, ya que en muchas ocasiones la falta de espacio puede ponérnoslo difícil a la hora de ubicar los cables y enchufes en nuestro hogar, pero es realmente importante que estos elementos estén alejados de los muebles (no deben tocarlos), ya que, en el hipotético caso de un incendio provocado por un cortocircuito, estos muebles podrían propagar el fuego de forma inmediata.